Sugerencia Enero 2011
J.D. Salinger: "El guardián entre el centeno".- Madrid: Alianza, 2010.- 263p.Según se explica en el libro, el guardián es un personaje que se ocupa de evitar que los niños que juegan por entre las espigas puedan caer a un precipicio cercano. Y esto es algo que le gustaría ser al personaje principal de esta historia, al que le cuesta abandonar la infancia. Es éste personaje, Holden Caulfield quién cuenta en primera persona su deambular por Nueva York sin un destino fijo, trás haber sido expulsado de su colegio y con temor a que sus padres se enteren. Estamos ante un adolescente de diecisiete años con todos los síntomas de inmadurez propios de su edad: inseguridad, rebeldía, falta de ilusión., inestabilidad emocional... Sin duda el autor recrea un personaje con una personalidad atrayente que se convierte en el motor de esta historia. A lo largo del relato muestra su cinismo y su perspicacia, sus gustos, sus deseos y sus miedos, pero sobretodo su verdadera debilidad: su hermana Phoebe por quién siente un gran amor fraternal y que ejerce sobre él mucha influencia. La propia Phoebe muestra más madurez que su hermano mayor Holden, y evita que cometa más locuras. Indicio claro de que el protagonista todavía no está preparado para ser adulto.
Uno de los temas que se extraen del relato es el deseo sexual, algo que generó cierta polémica en la moralizante sociedad norteamericana en una época donde la libertad sexual ni siquiera se planteaba. Sin embargo el tema general es la crítica que se hace de la sociedad marcada por la hipocresía.
El lenguaje utilizado es coloquial, propio de la edad del narrador. Utiliza numerosas muletillas para apoyar sus expresiones y muestra por tanto sus limitaciones. Ello hace que la lectura sea fácil de asimilar, puesto que la narración es ágil y sencilla.
Con esta narración Salinger obtuvo reconocimiento de crítica y público, y se convirtió en 1951 (fecha de su publicación) en un clásico de la literatura norteamericana. Con una producción literaria muy corta, y una vez adquirida la fama, se recluyó en el campo y no volvió a publicar, aunque tenía material para hacerlo. Estamos ante un caso bastante inaudito de trayectoria literaria.
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