Fallo del jurado del XXIV Concurso Literario "Juan Martín Sauras"

XXIV CONCURSO DE RELATOS CORTOS
“JUAN MARTÍN SAURAS”
BIBLIOTECA PUBLICA MUNICIPAL ANDORRA (TERUEL)

Año 2019

A esta edición se han presentado un total de 524 trabajos procedentes de distintas comunidades autónomas del estado español y de 23 países extranjeros: Argentina, Francia, Uruguay, Cuba, Chile, USA, Alemania, Israel, Guatemala, México, Holanda, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Brasil, Kenia, Perú, Hungría,, Italia, Inglaterra, Mongolia, Bolivia  y Portugal.

  
  El acto público de entrega de premios (con la presencia confirmada de ambos autores)  está previsto realizarse el próximo jueves 23 de mayo, a partir de las 18,30 horas en la Casa de Cultura de Andorra (C/ Escuelas, 10)



RELACION PREMIADOS



PRIMER PREMIO (1200 €)

Título del Relato: “Re.viviendo
Lema/Seudónimo: Glauka
Autor: ANGELES DEL BLANCO TEJERINA
Reside: León


“ Mi relato nació de esta noticia: “Condena de 40 a 175 años de cárcel para el médico que abusó de las gimnastas de EE UU Tras dos décadas de abusos sexuales al menos a 156 menores y jóvenes mujeres…” Leyendo la prensa me encuentro una y mil veces con el microrrelato de Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Cada vez que leo o escucho casos de malos tratos, violencia de género o abusos a menores, intento imaginar lo que pasará por la mente de es@s niñ@s posiblemente ya adultos, cuando ven en televisión que su historia se repite, una y otra vez, imagino que los titulares despertarán ese monstruo que duerme en ellos y posiblemente también aflore la sensación de culpa o de vergüenza. En este relato intento ponerme en la piel de una niña encerrada en un infierno silencioso, víctima del ego materno por un lado, y de un depredador sexual por otro. Leí a fondo el caso del entrenador americano, escuché vídeos de sus víctimas, casi ninguna puede terminar su declaración porque rompen a llorar. Tienen en la mirada y la garganta los cristales de la infancia rota. La impotencia que transmiten es brutal, y me he permitido empatizar con su rabia y transformarla en relato.
A los que nos gusta escribir debemos usar las letras para denunciar lo que no funciona a nuestro alrededor. Porque no todo el mundo lee periódicos, pero a casi todos les gusta leer historias, y no siempre tienen que ser felices, porque la realidad a menudo no lo es. Este relato es un llamamiento a padres que no quieren ver lo que es evidente, a educadores que deben hacer saltar las alarmas ante cualquier indicio en sus alumnos, y sobre todo a las víctimas, que busquen el valor suficiente y el oído apropiado para denunciar el más mínimo ataque.
Ánimo y ojalá estas letras desenreden algún nudo de gargantas atenazadas, y ayude a despertar a todos los monstruos que duermen en la sensación de culpa ajena”.





SEGUNDO PREMIO (600 €)

Título del relato: “Los ángeles duermen en Treblinka
Lema/Pseudónimo:  Andrea Sperelli
Autor: MANUEL POVEDANO BRUQUE
Reside: Madrid

«Yo soy yo y mi circunstancia». Me vino a la cabeza esta frase de José Ortega y Gasset cuando me disponía a escribir unas líneas sobre mi relato Los ángeles duermen en Treblinka. Es curioso como seis palabras, que dicho sea de paso forman parte de una frase más extensa y que, tal vez, sintetice magistralmente buena parte de su pensamiento sobre el hombre y el lugar que este ocupa en el mundo, resuman a la perfección todo aquello que quise contar en mi historia y de lo que no caí en la cuenta hasta que me senté frente a la pantalla en blanco del ordenador dispuesto a compartir mis reflexiones con todos vosotros.
Yo, no me refiero a mí, sino al «yo» universal, nunca seré consciente de lo que soy, o podré llegar a ser, sin contar con los condicionantes externos que me han hecho ser de un modo concreto, determinado, e incluso contradictorio con los principios que he abrazado en cada uno de los momentos a los que me he enfrentado a lo largo de mi vida. ¿Podemos reconocernos como personas totalmente diferentes dependiendo de la coyuntura histórica, social o personal en la que nos encontremos? Sin duda. Nunca seremos héroes o villanos por completo porque poseemos un poco de cada en todo el arco de matices emocionales que nos configuran como hombres o mujeres. El ser humano crece, evoluciona y aprende de los errores cometidos, otra cuestión es el precio que puede o debe pagar por ellos, independientemente de lo deleznables que fuesen.

Tenemos derecho a olvidar aquellos pasajes ignominiosos de nuestra biografía, al igual que los demás tienen el mismo derecho a no hacerlo, si dichos pasajes tuvieron fatídicas consecuencias sobre terceros, y reclamar una condena por ello. El protagonista de mi historia no ha olvidado, no se lo ha permitido a sí mismo porque es el único castigo que se ha infligido ante la cobardía de aparentar ser lo que no era, un hombre de conducta intachable, un héroe, cuando en el fondo se sentía un superviviente empeñado en construirse una imagen de hombre ejemplar”.

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